En la ciudad de Chiclayo, donde el recién nombrado papa León XIV desarrolló parte de su labor pastoral, existe un club con una historia tan singular como entrañable: el Club Social Deportivo San Lorenzo de Almagro. Fundado en 1928, este equipo comparte no solo el nombre y los colores azulgranas con el reconocido club argentino, sino también un escudo notablemente similar. Inspirado por el ‘Ciclón’ de Buenos Aires, club conocido por su estrecho vínculo con la Iglesia y por contar entre sus seguidores más destacados al papa Francisco, el San Lorenzo de Chiclayo fue creado por un grupo de jóvenes locales que buscaban establecer una institución deportiva en homenaje a aquel equipo argentino fundado dos décadas antes.

Los ‘Santos del Cercado’, como se les conoce en el ámbito local, protagonizan una de las rivalidades más tradicionales de la ciudad frente al Boca Juniors de Chiclayo, en un clásico que emula, a su escala, la histórica confrontación entre San Lorenzo y los ‘Xeneizes’ en Argentina. Este duelo chiclayano se disputa principalmente en la Liga Distrital de Chiclayo, con el estadio Elías Aguirre como escenario habitual. Aunque el club Juan Aurich es el representante más destacado de la región, el clásico San Lorenzo vs. Boca Juniors conserva un arraigo especial entre los aficionados locales. San Lorenzo alcanzó cierta notoriedad en los años 60 al disputar la Copa Perú, el segundo torneo más importante del país, logrando incluso el campeonato regional y clasificando a la etapa final del certamen a fines de esa década. Uno de los hitos históricos del club chiclayano ocurrió en 1942, cuando se convirtió en el primer equipo de su distrito en vencer a Universitario de Deportes, uno de los grandes del fútbol peruano. Ese triunfo marcó un antes y un después en la historia del club, reforzando su identidad y legado deportivo. San Lorenzo de Chiclayo no solo representa una pasión futbolística, sino también un puente cultural y espiritual entre dos países hermanos, con una historia cargada de simbolismo, fe y rivalidades que trascienden fronteras. El cardenal Robert Prevost, ahora papa León XIV, dedicó su carrera a servir en Perú, donde vivió 40 años antes de ser llevado al Vaticano por el difunto papa Francisco en 2023 para desempeñarse como jefe de la oficina que examina las nominaciones de obispos de todo el mundo, uno de los cargos más importantes de la Iglesia Católica.